Nahid, nuevas visiones de las mujeres iraníes

No es habitual que una directora ruede una película en Irán. Realmente es complejo hacer cine en Irán, como lo demuestra el hecho de que reconocidos cineastas como Jafar Panahi hayan tenido y tengan serios problemas con la censura.
Tampoco es habitual encontrarnos con un personaje como el de Nahid (Sareh Bayat), la protagonista de la película Nahid, dirigida por Ida Panahandeh. Cuando pensamos en cine de latitudes lejanas, nuestra mirada colonizada y o colonizadora nos hace pensar en mujeres en constante sufrimiento, sin apenas reconocimiento a sus derechos humanos y casi silenciadas por completo.

Nahid rompe con la tendencia de victimizar a su protagonista y nos la muestra en toda su
complejidad y con todas sus partes oscuras. Porque otra de las grandes aportaciones de la película,  que tiene un importante recorrido por prestigiosos festivales y que es altamente programable en muestras de mujeres, es que construye una heroína imperfecta, una heroína que enfrenta su  situación de vulnerabilidad y precariedad desde los márgenes en los que habita. No es una gran heroína modélica que esté dispuesta a grandes sacrificios por superar su situación. No existe una gran épica.
Nahid es una mujer joven divorciada de un marido irresponsable y drogadicto. A pesar de que la custodia del hijo de ambos le corresponda al padre, han llegado al acuerdo de que el niño viva con su madre, siempre y cuando ésta no se vuelva a casar. Por eso le da largas a su nueva pareja, que desea casarse con ella. Encontrarán una solución intermedia: casarse mes a mes.
Nahid no es un personaje cómodo, no es fácil empatizar con ella. Miente, y miente mucho, engaña, no es una madre ejemplar desde el punto de vista del patriarcado. En ocasiones la película resulta confusa, y podemos perdernos, pero lo que destaca son las ganas de seguir adelante, las ganas de enfrentarse al rechazo social y familiar y a la asfixia de ser mujer.
Ida Panahandeh dice que se ha inspirado en su madre, que tuvo que sacar adelante a ella y a su hermano, sola, sin ningún tipo de apoyo y que sólo vivió en el sacrificio. Es consciente de que una película por sí sola no es capaz de transformar la situación de las mujeres en Irán, pero sí que crean nuevos referentes. Esta vez desde la incomodidad y la feminidad imperfecta.

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