Mujeres detrás del lente. Relecturas infinitas

Realizar una propuesta para una Muestra de Cine y Mujeres en Cuba es repensar exactamente sobre qué criterios de legitimidad se ha organizado el canon cinematográfico cubano. Varias veces hemos insistido en que construir un paradigma basado en cuestiones de género, en este caso revisitando la Historia de las mujeres en la cinematografía nacional, no puede asumirse como un listado arbitrario con nombres de ellas.

Cualquier enfoque que se realice a partir de estos presupuestos debe complejizar la mirada y cuestionarse los sesgos discriminatorios que están latentes en dos direcciones: una, asociada a las causas de sus infrarrepresentaciones como directoras y, dos, cuáles son los signos, tópicos, síntomas que articulan un discurso que después la crítica y las investigaciones determinan si hablan de tendencias asociadas a las representaciones de género o al menos a líneas temáticas y de lenguaje audiovisual que, sin escencialismos, develen una gramática asociada a los discursos femeninos.

Cuando releemos cualquier historia al uso, descubrimos los signos de las voces hegemónicas que reproducen discriminaciones, ya sean de género, raciales, generacionales, regionales, entre otras; por ello, cualquier relectura puede ayudar a redefinir esa mirada y desmontar algunos criterios que están basados en esencias muchas veces heredadas de una mirada colonizadora que basa su proyección en un inconsciente patriarcal naturalizado. 

En el caso del cine cubano, las lecturas en este sentido aún pueden ser infinitas. Pocas veces la crítica ha
sostenido un discurso que asuma las líneas antes propuestas y, la mayoría de las veces, ha descrito y listado, más que problematizado. Las mujeres realizadoras apenas han sido tenidas en cuenta en la construcción de ese paradigma, entre otras causas porque, para pensarnos como cinematografía y audiovisual, hay que rescatar otras aristas de la mirada sobre este fenómeno. Muchas de las realizadoras han hecho su obra fuera de los predios de la institución ICAIC (Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos); a saber, el canon debe rescatarlas en los Estudios Fílmicos de las FAR, los Estudios Fílmicos de la TV y otras productoras en las que ellas han tenido un quehacer importante.

A ello se suma que, en tanto la mayoría ha encontrado en el documental sus posibilidades de creación y el canon es, sobre todo, pensado desde la magnificencia del largometraje, las directoras escasean en este rubro y comienzan a quedar invisibles… ¿por qué? Pregunta que solo se puede responder seriamente desde un enfoque de género. Le agregaría a ello que las nuevas tecnologías – ya no tan nuevas, pero en su momento el video y la tecnología digital -, más la creación de las escuelas de cine, han generado que más mujeres accedan a profesiones que, históricamente, habían estado en manos de los colegas varones y aparezcan signos de equidad, allí donde habían sido escamoteados. Insisto: más mujeres no es sinónimo de imágenes comprometidas con la equidad, pero más mujeres habla de políticas públicas que ayudan a paliar los sesgos de discriminación que aún persisten en las sociedades y que están ahí para advertirnos que lo conquistado aún puede ser desmontado.

Esta introducción se permite una postura que recalca un enfoque problémico; nos interesa la mirada inquieta aprendida desde el feminismo, aquella que nos enseña Simone de Beauvoir cuando da cuenta de que lo que hacemos es cuestionarnos al sujeto mujer que la historia ha construido y nombrado, desmontar esas esencias y poner en crisis el binarismo que encorseta y sobre el que hemos aprendido a ser mujeres y hombres. Esta muestra da un paso importante: hacer visible historias, nombres, tendencias habitualmente preteridas.

La propuesta que hacemos aún puede ser incompleta, siempre lo será en la medida en que es un proceso y su lógica es el movimiento. Acá están las realizadoras que han creado y asumido su rol de directoras, ya sea dentro de la industria cinematográfica o fuera de ella. Hay nombres conocidos y otros no tanto, pero sobre todo hay obras de las que apenas se sabe en la filmografía de muchas de estas realizadoras. Un homenaje a Sara Gómez se impone en una propuesta como esta, sobre todo a 40 años de su fallecimiento. Es una deuda siempre con una directora excelente, comprometida con su condición de mujer negra y su condición de clase. La idea ha sido, sobre todo, verlas en otras dimensiones y con este corpus, más otros que se puedan realizar en el futuro, releer infinitamente nuestras imágenes desde aristas que nos pongan en crisis el criterio de verdad como algo incólume, sobre todo cuando esa verdad devela inequidades y arrastra consigo signos de hegemonías. 

Fuente: IPS Cuba

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