Desde hace un tiempo existe un ataque en las redes sociales que tiene como víctimas principalmente a mujeres y es ejecutado, la mayoría de las veces, por sus parejas despechadas tras una ruptura o infidelidad: subir fotos o videos eróticos sin autorización de ellas. Se conoce como Revenge Porn o Porno Venganza y este es el relato de varias chilenas que han pasado por esto.

A las siete de la mañana del 5 de enero de 2014, sonó el celular de Francisca (su nombre ha sido cambiado). Era domingo, por lo que le extrañó la llamada. Nunca imaginó que las pocas palabras que escuchó tras el teléfono la llevarían al infierno: «Flaca, ojo, alguien está subiendo fotos muy privadas a tu facebook», le advirtió un amigo desde Puerto Montt.

Francisca (38) se aseguró que sus dos hijos, de 5 y 7 años, estuvieran durmiendo y bajó corriendo las escaleras de su casa en Quilicura hasta llegar al computador. Lo que vio le causó impacto. Como si fuera ella escribiendo en su propio facebook, un cambio de estado en su cuenta decía: «Esto hago por las noches cuando mis niños duermen». Y una serie de fotografías se sucedían, una tras otra. Ella desnuda. Ella en distintas posiciones sexuales. Ella y su cara en primer plano. De espaldas. Tumbada en su cama.

Francisca no tenía dudas de quién estaba detrás del ataque. Luis, su marido durante siete años y a quien había echado pocos días antes de la casa por sus continuos malos tratos, empezó a mandarle mensajes a su whatsapp. «Elige de estos tres contactos a quién quieres que le mande tus fotos primero», escribió él. Ella respondió asustada que la dejara tranquila, que por sus hijos no siguiera subiendo esas fotos que se habían tomado en la intimidad del matrimonio años atrás. «¿No quieres decidir? Entonces escojo yo», escribió él.

Así ese 5 de enero, las fotos de Francisca llegaron a los celulares y correos electrónicos de sus ex jefes, sus amigos, sus ex parejas y las actuales esposas y novias de estos.

En la tarde, cuando pensó que todo había pasado, un nuevo mensaje de Luis llegó a su teléfono: «Vienen más». A las siete de la tarde, su ex esposo subió fotografías de un pasado que ella quiere borrar. «Al final de la relación él era tan violento que me obligaba a hacer cosas que yo no quería. No solo tenía que tener sexo con él varias veces en un día, todos los días, sino que se le ocurrió que hiciéramos tríos mientras él jalaba coca», cuenta entre lágrimas, en la misma casa de Quilicura que ahora habita con sus hijos y su mamá. «Subió todas esas fotos. Todas. No se guardó ninguna», afirma.

A las siete y media de la tarde, cuando las fotos estaban arriba, Francisca cayó al suelo. La epilepsia nerviosa que padece desde su nacimiento, que se agudizó por los continuos golpes que le daba su pareja, más su intimidad expuesta, la hicieron colapsar. Se fue, literalmente, a negro.

En ese momento estaba sola con sus hijos. Ellos alertaron a una vecina de una casa contigua. Los pequeños, acompañados por una paramédica, también vecina, lograron reanimar a Francisca, de a poco. Le dieron agua con azúcar hasta que se reincorporó. Recién dos horas después volvió a comprender lo que estaba viviendo.

Una amiga logró denunciar su facebook para que fuera bajado desde Estados Unidos. Dos horas después logró caducar su página aunque muchos de sus amigos ya la habían bloqueado. Así pudo detener la expansión de la pesadilla, pero el daño ya estaba hecho: sus amigos, la gente con que trabaja, personas que apenas conoce, la habían visto desnuda, teniendo sexo. «Durante semanas Luis me escribió correos riéndose. Me decía que yo era una perra. Que me merecía que esas fotos fueran públicas».

 

IMPUNIDAD EN LA RED

 

La porno venganza es la tendencia de subir fotos íntimas de alguien a páginas web o redes sociales sin su consentimiento como forma de revancha personal.

En Chile no existen cifras de cuántos casos de este tipo se registran al año. «Generalmente quienes suben las fotografías son hombres y las víctimas son mujeres. Se trata casi siempre de hombres despechados», dice el comisario Segundo Mansilla, jefe de la Agrupación de Investigación de Delitos Informáticos y Computacionales de la Brigada Investigadora del Ciber Crimen de la PDI. Mansilla informa que este tipo de casos se ve en todos los grupos etarios –incluso entre adolescentes–, y en todas las clases sociales. «Normalmente hay sospechosos, es muy difícil que alguien no se acuerde de quién tiene esa fotografía. Se busca el IP del computador y luego se incauta el equipo. Esto demora aproximadamente seis semanas».

Mansilla recalca que, para ser efectivas, las denuncias deberían operar así: respaldar la información y tomar de inmediato contacto con el administrador del sitio donde fue subido el contenido inapropiado. Luego ir a la unidad de policía más cercana o a la propia Fiscalía y explicar lo sucedido. «Recomendamos que, si dentro de la unidad de policía hay Brigada Ciber Crimen, se dirija a estos especialistas», dice Mansilla. Después de esa denuncia se puede seguir un juicio regular si es que se cuenta con las pruebas.

Sin embargo, esto no siempre funciona. En el ciberespacio la impunidad puede ser eterna. Por ejemplo, si cualquiera busca en Google el nombre de la conductora Macarena Venegas, sus fotografías íntimas siguen dando vueltas en la red. La abogada de la Universidad Católica, que también condujo por años el programa Veredicto en Mega, fue víctima de la porno venganza hace casi 5 años. De hecho, sus fotografías están registradas, aún, en algunos canales de «entretención».

Macarena se enteró de que sus fotografías circulaban por la web porque un periodista de farándula la llamó por teléfono y la alertó sobre 16 imágenes suyas que estaban dando vueltas. «Me metí al computador y comprobé que estas fotos eran mías, tomadas entre 2000 y 2006. Pertenecían a una relación que yo había tenido durante siete años con el pololo con el que me iba a casar. O sea, yo no me estaba sacando fotos con cualquier persona, sino con el pololo que había sido el más importante en toda mi vida. Cuando me empecé a tomar las fotos tenía 22 años y habíamos tenido una larga historia. Por eso, no lo podía creer».

La conductora Macarena Venegas fue víctima de porno venganza. Un ex pololo subió a la web 16 fotografías de ella sin ropa. «Tuve con él una relación, era el pololo con el que me iba a casar. O sea, no me saqué esas fotos con cualquier persona, sino con el pololo que había sido el más importante en toda mi vida. Por eso, no lo podía creer».

Macarena tiene la certeza de que esas fotos publicadas en mayo de 2010 salieron del computador de su ex, con el que terminó en diciembre de 2006, pues son imágenes que fueron tomadas durante 6 años en distintos viajes que ella hizo con él, quien también es abogado de la Católica. No sabe qué pudo haber gatillado esa conducta, pero ahora, con el paso del tiempo, todo le calza: «Durante los 7 años fui víctima de violencia sicológica de parte de él. No le gustaba que hablara con otros abogados o que usara tal ropa. Ahora entiendo que fuera capaz de algo así», cuenta.

Macarena contrató a un abogado penalista. «Interpusimos una querella contra quienes resultaran responsables; una querella que cayó en las manos del fiscal Ernesto Vásquez, quien hizo las gestiones para investigar. Pero lamentablemente la justicia llega tarde. Aunque a mi ex pololo le incautaron computadores y fue citado a declarar, la incautación ocurrió tres meses después, pese a que hice la denuncia al día siguiente de subidas las fotos. La investigación se cayó porque no había pruebas y, en razón de eso, no logré nada».

Agrega Macarena: «Es súper difícil de probar y eso les está pasando a muchas mujeres en Chile. Hay que actuar de manera inmediata. En mi caso se bajaron las fotos, pero las personas que supieron, muchos de ellos hombres, grabaron las fotos, y se apropiaron de ellas y luego las suben cuantas veces quieran. Y ese es el gran tema, es un delito permanente contra las personas».

En Chile hoy no existe una legislación que se refiera específicamente a la porno venganza. «Actualmente es posible solicitar el retiro de estos contenidos tanto a través de los mecanismos privados que establecen los dueños de plataformas o bien a través de la ley si se trata de una grabación no consentida, un delito informático o una violación a los derechos de propiedad intelectual», dice Danae Tapia, socióloga de la ONG Derechos Digitales.

La figura que se acerca es la que está contemplada en el Artículo 161-A del Código Penal. Este dice, textualmente que «se castigará con la pena de reclusión menor en cualquiera de sus grados y multa de 50 a 500 Unidades Tributarias Mensuales al que, en recintos particulares o lugares que no sean de libre acceso al público, sin autorización del afectado y por cualquier medio, capte, intercepte, grabe o reproduzca conversaciones o comunicaciones de carácter privado; sustraiga, fotografíe, fotocopie o reproduzca documentos o instrumentos de carácter privado; o capte, grabe, filme o fotografíe imágenes o hechos de carácter privado que se produzcan, realicen, ocurran o existan en recintos particulares o lugares que no sean de libre acceso al público».

La misma pena –dice la ley– se aplicará a quien difunda las conversaciones, comunicaciones, documentos, instrumentos, imágenes y hechos a que se refiere el inciso anterior. Y, en caso de que sea la misma persona quien los haya obtenido y divulgado, se le aplicarán las penas de reclusión menor en su grado máximo y multa de 100 a 500 Unidades Tributarias Mensuales; es decir de $ 4.300.000 a $ 21.500.000.

El ex pololo de Susana subió al blog de ella una imagen de susana haciéndole sexo oral. Ella cerró inmediatamente su blog, pero la fotografía –arriba durante 24 horas– ya estaba en la mente de todos sus seguidores y amigos. Ella pasó 8 meses sin atreverse a salir de su casa. «El impacto de verme tan expuesta en algo que es tan íntimo, no se lo doy a nadie».

El abogado del estudio Silva & Cía Andrés Grunewaldt, experto en tecnología y propiedad intelectual, plantea que también se puede contemplar el delito de injuria. «El Artículo 416 del Código Penal lo define como toda expresión proferida o acción ejecutada en deshonra, descrédito o menosprecio de otra persona. El Código Penal, contiene una falta para el que públicamente ofendiere el pudor con acciones o dichos deshonestos (Artículo 495 N° 5), sin embargo, la pena es una multa de 1 UTM; es decir, aproximadamente $ 43.000», dice Grunewaldt.

En septiembre del año pasado, buscando mayor precisión, las diputadas de la UDI Andrea Molina y Claudia Nogueira presentaron un proyecto de ley que busca sancionar a quien publique imágenes de contenido producidos en la privacidad de una pareja y difundidas sin consentimiento. Las penas podrían alcanzar la reclusión menor en su grado medio a máximo (541 días a cinco años de cárcel) y multas de hasta 1.000 Unidades Tributarias Mensuales ($ 42.220.000). Este proyecto también pide la misma sanción para los administradores de aquellos sitios que no bajen o eliminen de forma inmediata los contenidos de este tipo. La moción fue presentada ante la Comisión de Constitución de la Cámara y aún no ha sido aprobada. «Si bien, por un lado el impacto de estas nuevas tecnologías resulta positivo para el desarrollo social, también es cierto que tiene un lado negativo porque estamos en presencia de muchos casos de mujeres que han sido sometidas a la violencia debido a que sus novios o esposos suben sus fotografías o videos a la plataforma virtual marcando así el resto de sus vidas, afectando su derecho a la intimidad por hombres que abusan del amor, del cariño y la confianza presente durante la relación de pareja», comenta Nogueira.

Eduardo Mardones, administrador de Portalnet.cl –que existe hace ya diez años y donde las personas se crean un usuario para poder participar–, ha visto de cerca estos casos. «Es poco común que venga un usuario y abiertamente plantee una porno venganza, es mal visto entre los internautas. Lo que sí es más común son los usuarios nuevos que crean temas, a modo de ejemplo, con títulos tales como: ‘Esta es mi ex, se las presento’ o ‘me encontré estas fotos en un celular que compré'». Eduardo cuenta que son los mismos internautas quienes se encargan de «trolear» a quien sube fotografías de alguna ex pareja.

Eduardo dice que en Portalnet hay una vía rápida de contacto con la administración. Esto puede ser vía mensaje privado a los administradores o moderadores del sitio. Además, se puede contactar a través del formulario de contacto, el que está visible en la página e, incluso, comunicándose vía facebook. «Cuando una persona ha sido afectada con un contenido, los moderadores y administradores de la página tienen instrucciones de mover el tema a una zona de administración (invisible para el usuario común) quedando el tema ahí por si se presenta algún trámite judicial. Hay casos donde a la administración se le solicita, vía orden judicial, bajar un contenido y entregar los datos que un fiscal ha considerado relevantes en su investigación».

 

LAS HUELLAS

 

Uno de los hitos de porno venganza que recuerda Mardones en Portalnet es justamente el caso de Macarena Venegas. Sus fotografías estuvieron cerca de 48 horas arriba, hasta que los contactó el abogado de Macarena y posteriormente recibieron una orden del fiscal a cargo de la causa.

Macarena estuvo dos meses solo yendo del canal a su casa y viceversa. Se encerró en su pieza, aunque todo el mundo la apoyó, incluyendo a su entonces pareja que nunca dudó de quién era el verdadero responsable. «Que me hayan traicionado la confianza es doloroso y que luego me exponga públicamente es atroz. No hay que cuestionar a quien se saca la foto –aunque yo nunca sentí que me apuntaran por eso–. No hay que señalar lo que hacen las personas por su libre albedrío en su vida íntima, el delito está en violar la intimidad. ¡¿Por qué él tenía esas fotos en su computador después de tantos años?! Debió borrarlas. Yo lo llamé una vez por teléfono. Me contestó. Después nunca más atendió».

Las fotos de Susana (30) no siguen dando vueltas como las de Macarena en la red. Por más que las ha buscado, nunca ha dado con ellas. Pero la vergüenza y tristeza que carga son una huella que ni siquiera ha podido borrar con las terapias sicológicas a que debió someterse después de verse desnuda en la web.

Susana no es su nombre real. Estudió Literatura en la Universidad de Chile y trabaja en una municipalidad del sector alto de Santiago. Bastó que su pololo de tres años subiera una sola fotografía de alto contenido sexual, para que le transformara la vida.

Ya sabía de su ira. Una vez la había insultado, afirmándola de los brazos, en medio de una fiesta. La apretó tan fuerte hasta hacerla llorar, en medio de un grupo de gente que no hizo nada. Sus celos habían crecido con los meses. Por eso, semanas antes de ese día de noviembre de 2006 en que él subió esa imagen, ella había terminado la relación. Sin vuelta atrás.

«Yo estaba en un ensayo del grupo de teatro de mi universidad. En un intermedio, miré mi celular: tenía 40 llamadas perdidas de la hermana de mi pareja y de un compañero de la universidad. Los llamé y me dijeron que revisara mi blog», cuenta Susana.

Su ex pololo, ingeniero en sonido, tomó su clave y subió una imagen de ella haciéndole sexo oral. Una imagen que tomaron después de una noche de fiesta. Después, por una amiga en común, sabría que él tenía absolutamente todas sus claves de correos y redes sociales. Susana cerró su blog, pero la fotografía –arriba durante 24 horas– ya estaba en la mente de todos quienes la vieron. «El impacto de verse así tan expuesta en algo que es tan íntimo, no se lo doy a nadie. La gente no entiende el dolor que provoca», opina Susana, quien después del impacto no salió de su casa por 8 meses, a ninguna parte. «Ya había salido de la Universidad y menos mal que no tenía un trabajo donde dar explicaciones. Yo trabajo con niños y quizás me habrían echado», reflexiona.

En su entorno familiar el apoyo fue total, aunque su mamá nunca quiso ver la foto. Las visitas a la sicóloga se volvieron semanales, aunque no recuerda cuántos meses duraron. Aún le cuesta hablar del tema.

Pocos días después de echarlo de la casa, Francisca sufrió el ataque de su marido: Subió a Facebook fotos de ella desnuda, ella en la cama, ella en distintas posiciones sexuales. No conforme, le mandó un mensaje por wHatsapp: «Elige de estos tres contactos a quién quieres que le mande tus fotos primero». Ella le rogó por los hijos que tienen juntos que no lo hiciera. «¿No quieres decidir? Entonces escojo yo», respondió él.

«Lo más terrible fue la reacción de la gente que me juzgó por sacarme esa foto. Las únicas que me defendieron fueron las mujeres. Yo tenía un grupo de amigos bien armado y en esos ocho meses nadie me llamó, nadie me dijo «lo siento». Y yo he visto con otros casos cómo la gente se ríe y no toma en serio el tema y se comparten las fotos sabiendo que uno no se toma la foto con esa intención. Cuando veo a mis amigos pasarse las fotos que le robaron a Jennifer Lawrence desnuda, me doy cuenta que nadie sabe cuánto daño hace. Yo les digo ‘no las mires, no se las sacó para que las vieras tú’, pero a los hombres les cuesta entender. Es mucha inconsciencia y es que quizás Chile es tan machista que hay tendencia a culpar a la mujer», dice entre lágrimas.

«Cualquier tipo de abuso emocional, ya sea a través del contacto directo o a través de la imagen y las redes sociales u otro dominio, tiene las mismas consecuencias en términos emocionales que cualquier tipo de violencia», acota la sicóloga Ximena Santa Cruz.

Y Susana da luces de un patrón que se repite en las entrevistadas. «Los celos son una conducta enfermiza que claramente tienen que ver con que él se atreviera a hacer algo así», dice refiriéndose a su ex pololo.

«Este tipo de agresores son personas que están centradas en la satisfacción sexual externa, en la mirada externa y en ver a la mujer como un objeto sexual. Ahí hay una patología. Son hombres abusadores, que vulneran a través de la emoción y del sometimiento. Se podría decir que es un tipo de persona inmadura y perversa», comenta la sicóloga Verónica Canales.

Lo mismo piensa Francisca. El mismo día en que Luis le pidió matrimonio, después de seis meses de pololeo, en una de las pantallas grandes del Paseo Ahumada, donde decía lo mucho que la amaba frente a mil personas aplaudiendo, al caer la noche le pegó hasta hacerla sangrar.

«Igual me casé con él porque le pedí que tratara su ira. Tuvimos dos hijos y no enmendó su conducta. Nunca se cansó de pegarme. En el segundo embarazo me golpeó sin remordimientos. También me drogó para filmarme y tomarme fotos». Meses después de que las fotos de Francisca fueran subidas a su facebook, se dio cuenta que su casa estaba llena de cámaras ocultas. Su ex pareja había hecho un hoyo en la pared de su pieza. Ahí había una. También en el comedor. Junto con eso, también descubrió un arsenal de películas XXX que Luis tenía escondidas en una especie de oficina.

Francisca resume su impotencia: «Tiene órdenes de arresto por cuentas impagas, siete querellas por maltrato y una de ellas vía Ciber Crimen. También otra por amenazas de muerte. Sin embargo, tiene orden de visita para ver a mis hijos semana por medio y nunca fue condenado. No lo puedo entender. Yo no estoy a salvo». 

 

Medidas para no ser una víctima más

 

La Brigada Investigadora del Ciber Crimen Metropolitana de la PDI recomienda seguir estos consejos:

1. No sacarse fotografías ni grabarse a sí misma en situaciones eróticas o sexuales, como tampoco permitir que terceros lo hagan.

2. Es necesario considerar que los contenidos eróticos o sexuales pueden ser conseguidos de manera oculta, por eso hay que poner especial atención en parejas que manifiesten marcado interés en dichas prácticas.

3. En el caso de que por algún motivo no se hayan seguido las recomendaciones anteriores y los contenidos eróticos existen, tener en cuenta:

a. Anticiparse a un presunto final de la relación y eliminar las fotos o videos que pudieran ser comprometedores.

b. Si se decide a mantener ese contenido, resguardarlo en un lugar seguro, asegúrandose que sea «out of line»; es decir, grabado en un soporte que no se use a diario y guardado en un lugar al que solo tú tengas acceso, ya que en ocasiones estas imágenes son subidas a internet porque hackearon el computador, se quedó abierta la cuenta de correo en un lugar público o porque se pierde o roban el celular.

4. Si has sido víctima de porno venganza, -que para nuestra legislación corresponde a la infracción al Artículo 161-A de nuestro Código Penal-, contacta a la Brigada Investigadora del Ciber Crimen Metropolitana al teléfono 22708 0658 o al correo guardia@cibercrimen.cl para recibir orientación e iniciar la acción judicial que corresponda.

 

Tomado de http://www.paula.cl

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