Cuando estaba por terminar la universidad, durante mis clases de producción de televisión, mi profesor me dijo que yo jamás podría estar en frente de las cámaras. ¿La razón? Para hacerlo tendría que tener los “atributos” de dos de mis compañeras de clase que se encargó de señalarme con gran detalle: piel blanca, cabello rubio y grandes ojos verdes. Me enfadé y, pese a todos mis argumentos, me dijo que los medios de comunicación quieren “gente bonita”. Aquél comentario era solo la punta del iceberg de una cruda realidad que afecta a millones de mujeres en el mundo: los estereotipos de género.

De acuerdo con el Proyecto de Monitoreo Global de Medios 2015, realizado por la World Association for Christian Communication (WACC), «Existe un interés creciente, la voluntad de abordar las cuestiones de género en los medios y el compromiso de impulsar el cambio hacia los medios que afirman los derechos de la mujer y la igualdad de género». Sin embargo, persiste «un progreso extremadamente lento para llevar la voz de la mujer al discurso público teniendo lugar a través de los medios de comunicación. No sólo las noticias actuales presentan una vista machista del mundo,

también están marcadas por prejuicios de género y estereotipos que sustentan la marginación, discriminación y violencia contra las niñas y las mujeres».

Dado el panorama anterior, no es extraño encontrar noticieros, telenovelas, series, espacios publicitarios y hasta canciones que reproducen estereotipos de género que perjudican a las mujeres. Para hablarnos del impacto, riesgos y propagación de los estereotipos de género, la doctora Ivonne Acuña, académica del departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana, conversó con nuevamujer.com

«Hay un refuerzo muy fuerte al pensar y tratar a las mujeres como mercancías u objetos. En series y telenovelas se reproducen ciertos roles tradicionales como el ama de casa o la mujer sometida al hombre ya sea el esposo, el padre o el hermano, aunque también estamos viendo el surgimiento de otro tipo de roles de mujeres que son ejecutivas, que pueden ser candidatas a un puesto político o que son incluso jefas de alguna banda criminal, esto último no es algo bueno, pero estamos viendo ese cambio».

La académica refiere que en el cambio de roles hay consecuencias positivas y negativas. Como ejemplo tenemos el empoderamiento femenino, aunque la parte negativa es mostrar que «las mujeres pueden hacer cosas tan malas como las que hacen los hombres: pueden ser asesinas, secuestradoras. Tendría que mediar la educación en la familia y en la escuela, en el sentido de que ni para los hombres ni para las mujeres esos son roles deseables».

Por otro lado, también advierte que sí existe una relación entre los estereotipos de género y el incremento en los índices de violencia contra las mujeres. «Sí hay una relación porque todo forma parte de un mismo patrón cultural en el que las mujeres somos vistas como seres de segunda, además casi como infrahumanas, susceptibles de ser violadas, descuartizadas, empaladas, vendidas, mutiladas. Son como piezas de un rompecabezas, los medios también hacen lo suyo, es decir, si en alguno de esos estereotipos que los medios refuerzan se ve a las mujeres como seres de segunda, eso repercute en el trato que se da en la casa, en la escuela en la comunidad y ya en casos extremos [deriva] en los asesinatos por supuesto».

Contrarrestar los estereotipos de género

Hace 10 años se creó el Instituto Geena Davis sobre Género en los Medios. Su fundadora, la actriz Geena Davis, puso en marcha este proyecto luego de darse cuenta de que en los espectáculos infantiles los roles principales eran esencialmente masculinos. Ahora, acompañada de un gran equipo de especialistas, recaba información sobre las disparidades de género en la televisión y el cine con la intención de trasmitir, según reza en su sitio web: «la importancia de eliminar el sesgo de género, destacando la vitalidad del equilibrio de género, desafiando los estereotipos y buscando la creación de una amplia variedad de personajes femeninos fuertes en el entretenimiento y los medios de comunicación».

De acuerdo con información del instituto, tan solo los niños pasan entre siete y diez horas al día interactuando con los medios de comunicación, lo que «influye en gran medida en los comportamientos sociales y culturales de los niños. Omisiones o estereotipos negativos de género en los medios de comunicación pueden generar impresiones de por vida que moldeen su autoestima y comportamiento».

La doctora Acuña comparte esta preocupación y advierte: «Los estereotipos de género lo que hacen es retrasar los cambios en torno a esto, porque reproducen roles muy tradicionales tanto de los hombres como de las mujeres y de ciertos grupos sociales, como gente con orientación sexual distinta».

Finalmente, la académica puntualiza que para contrarrestar el efecto de los estereotipos de género: «La sociedad tendría que organizarse y cuestionar más. La discusión es difícil porque se asume que se estaría violando la libertad de expresión. La sociedad debería tener mucho cuidado con esta delgada línea entre el autoritarismo y la libertad de expresión, pero sí tiene que haber más presión social para mostrar otro tipo de contenidos».

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