La RAE en contra del lenguaje no sexista

Entre las personas interesadas en usar nuestro idioma de manera adecuada, existe la controversia acerca de la corrección del uso de «los ciudadanos y las ciudadanas» o «las niñas y los niños», porque a pesar de estar censuradas por la Real Academia de la Lengua Española (RAE), tanto las instituciones públicas como los políticos y los medios de comunicación, las continúan usando como si ignoraran a ese organismo rector.

La justificación textual de la RAE es que «este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que designen seres animados, existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie sin distinción de sexos. La actual tendencia de desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en sus formas masculinas y femeninas va en contra de la economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas». Como ven, no existe un solo argumento gramatical que impida el uso del citado desdoblamiento, solamente alega la economía de lenguaje (ahorro de palabras) y señala como razones extralingüísticas la defensa de la igualdad de género. Desde su fundación en el año 1713, la prestigiosa institución no aceptó a una mujer hasta casi tres siglos después, cuando en 1979 fuera admitida la académica Carmen Conde. Desde entonces, sólo 10 mujeres han podido ocupar una silla en el selecto equipo. Sorprende conocer que en este momento el significado principal de hombre sea: «ser racional varón o mujer». Y aunque ya es habitual escuchar jueza, médica, arquitecta o concejala todavía la primera acepción de notaria es «mujer del notario». Lo que hace pensar que la RAE no ha abandonado el patriarcado como norma. Ante la necesidad de una nueva visión la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) tomó la iniciativa de redactar el documento Recomendaciones para el uso no sexista del lenguaje, donde propone:  

  • El uso de nombres colectivos que incluyan ambos géneros: juventud, niñez, ciudadanía, población, personas, seres humanos, comunidad, etc.
  • Títulos neutrales para la enseñanza: «La humanidad y la Tierra» en lugar de «El hombre y la Tierra».
  • Evitar frases excluyentes: «el migrante y su familia…» lo correcto sería «la familia de migrantes».
  • Sustituir adjetivos masculinos: «los empleados son diestros, rápidos, activos» por neutrales «el personal es hábil, capaz, competente».
  • «Los dos maestros fueron convocados por la directora de la escuela» podría ser «la directora convocó al maestro y la maestra».
  • Evitar la partícula «la» para referirse a figuras femeninas importantes como ocurre con «la Avellaneda», «la Callas» o «la Bachelet», nadie dice «el Cervantes», «el Caruso» o «el Correa».
  • Dejar de mencionar a la mujer como objeto: «En el apuro recogió a su mujer, sus maletas y huyó» sino «En el apuro se unió a su mujer, recogió sus maletas y huyeron».
  • Evitar decir «murieron 200 personas, 70 entre mujeres y niños» sino «murieron 200 personas, entre ellas 10 niños». Las mujeres son tan adultas como los hombres.
  • Neutralizar el género: «todos los invitados recibirán un regalo» se puede cambiar por «cada participante recibirá un regalo».
  • Nombrar sin prejuicios oficios masculinos como aeromozo, modisto, niñero, amo de casa porque realmente existen hombres que desempeñan estas tareas. Los ejemplos no son para seguirse al pie de la letra, sino para demostrar que existen recursos gramaticales que posibilitan la práctica de estos cambios, ya que como dice el manual: «El lenguaje por su estrecha relación dialéctica con el pensamiento puede cambiarlo, gracias a su acción educativa y cultural e influir positivamente en el comportamiento humano y en una nueva percepción de la realidad».

Fuente: Blasting News

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