Numerosas son las exposiciones apreciables en las diversas galerías que se extienden a lo largo de la capital habanera. Unas más concretas y otras con propuestas artísticas más abstractas, se puede encontrar pintura, escultura y otras manifestaciones.

También abundantes fueron las acciones desarrolladas en la jornada por la No violencia hacia las mujeres y las niñas. Y aunque la campaña de 2016 ya terminó, todos los días son importantes para recordar que las mujeres y las niñas merecen respeto y no ser violentadas.

Hasta los primeros meses de este año una de esas propuestas interesantes y reveladoras estuvo activa en una de las estrechas y ajetreadas calles de La Habana Vieja. Casi imperceptible en el recibidor de un tenue edificio se encontraba la exposición colectiva de carteles Se acabó el abuso.

Con ese sugerente y a la vez pegajoso nombre, la exposición estaba integrada por aproximadamente 10 carteles seleccionados de una muestra mayor realizada en abril de 2016. La entrada de la Sede Nacional de la Brigada de Instructores de Arte en la calle Luz fue el sitio que acogió las obras, que entre formas y letras, transmiten a todo el que las observa de manera muy creativa la importancia, necesidad y urgencia de combatir la violencia de género.

Para Liliam Mendoza, representante a nivel nacional de la Brigada de Instructores de Arte fue una experiencia increíble que su sede institucional sirviera para acoger una exposición de este tipo, aunque explicó que la inicativa original partió del Consejo Nacional de Casas de Cultura.

Si otras instituciones tuvieran ideas como esta y se hicieran eco de mensajes en contra de la violencia de género serían mucho más palpables los resultados obtenidos en la atención de tan importante tema en la sociedad cubana, y en el mundo en general.

Quizás muchas personas en Cuba piensen que no resulta acuciante tratar un tema como este, pero la perpectiva cambia cuando analizamos, comprendemos, que violencia no es solo la física, sino que se da también la económica, psicológica entre otros tantos tipos que no son siempre percibidos a simple vista.

De ese elemento se desprende también la importancia de la educación, tanto a mujeres como a hombres, para combatir y, a la misma vez, no ser víctimas de hechos como estos que van deteriorando la vida y las relaciones sociales de los seres humanos.

Además, resulta de vital importancia la educación en aras de entender que cuando una persona es víctima de violencia de género debe declararlo, para que no se convierta en un ciclo del que luego es muy complicado salirse.

Lo realmente alarmante se encuentra cuando se comienza a consultar bibliografía referida al tema y las estadísticas demuestran que muy cerca de nosotros, en América Latina y el resto del Caribe mueren diariamente 122 mujeres producto de la violencia de género.

Aún cuando en nuestro país no contamos con estadísticas generalizadoras del fenómeno, resulta esencial seguir potenciando los espacios para apoyar a las mujeres, para educarlas en una cultura de justicia y trabajar con su autoestima al enfrentarse a una sociedad machista y patriarcal.

Instituciones, organizaciones y toda la sociedad deben continuar trabajando para asesorar a las mujeres víctimas de violencia y orientarlas con vista a que logren continuar su vida basada en el respeto y la justicia.

Urge revisar las leyes y las instituciones encargadas de hacerlas cumplir para conocer todo lo que ampara a las mujeres víctimas de violencia en Cuba y reclamar que cada quien haga su trabajo y de esa forma podremos decir, así como la exposición de carteles, se acabó el abuso.

Y sobre odo, se necesitan más empeños desde la comunicación y el arte para que la violencia deje de ser un tema invisible, o naturalizado.

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