Periodismo y género: del dilatado encuentro al cercano nexo en la formación de profesionales

Del necesario vínculo entre las teorías de género y comunicación para un periodismo más incluyente, no sexista y responsable con la igualdad entre hombres y mujeres algo se ha dicho y escrito.

Importantes y necesarios espacios académicos y empíricos se han sumado durante los últimos años a un intento por salvar, desde la praxis periodística y la conferencia oportuna, el enorme vacío que aún está presente de forma general en la formación de periodistas desde la perspectiva de género.

Si bien es cierto que las construcciones culturales y subjetividades individuales marcan definitivamente cualquier práctica social o ejercicio intelectual, resulta impostergable aprovechar los conocimientos validados y teorías en uso para transformar una práctica profesional que mucho puede contribuir a la educación de los públicos.

Desde la propia academia puede haber una enorme contribución a ese cambio necesario de mentalidad.
Una relectura de los clásicos, un interés marcado por ver más allá de lo que indican los manuales, y un profesorado con mayor conocimiento y sensibilidad al respecto, pueden hacer la diferencia.

Sin ir más lejos, en la propia bibliografía, autores y objetivos definidos de las materias que conforman las mallas curriculares de las academias de comunicación y periodismo en el continente, destacan alusiones evidentes a la necesaria transversalización entre las teorías sociales, y dan paso al vínculo necesario entre género y comunicación. Sin embargo, muchas veces estas voces a gritos de importantes especialistas de la región parecen obviadas, cuando constituyen evidencia impostergable.

Los ejemplos resultan elocuentes.

No falta en las facultades donde se forman periodistas en Cuba asignaturas dedicadas a narrar el devenir histórico de la comunicación en la sociedad, pero es justamente el enfoque tradicional de la disciplina el que favorece la validación de los conocimientos establecidos por la ciencia androcéntrica.

Sin embargo, si este mismo enfoque historicista asumiera la perspectiva de género, se podrían incluir hechos, nombres y presupuestos teóricos que se han mantenido ocultos.

En ese sentido, resultaría oportuno aprovechar todo el recuento histórico del desarrollo de la comunicación como proceso, y sus instituciones, para remarcar la posición medular de los medios, y cómo a través de ellos se produce y reproduce una construcción discursiva y simbólica de las sociedades, como refiere el destacado investigador Manuel Martín Serrano. Por tanto, podría ser el espacio ideal para, por un lado, visibilizar los elementos asociados a los estudios de género que la ciencia tradicional ha mantenido ocultos y permiten la validación y reproducción del orden patriarcal. En otro orden, pudieran introducir los nuevos conocimientos relacionados con los estudios de género, que permiten una mirada más integral no sólo de las ciencias, sino de la comunicación como proceso.

Pueden hacer notar en los diferentes temas que componen la especialidad, nombres de investigadoras y estudiosas de la comunicación que han analizado este campo de estudios desde la perspectiva de género, pero también feministas y académicas dedicadas a las temáticas de género que han realizado investigaciones en el campo de la comunicación y el periodismo en particular.

Un repaso a las diferentes escuelas y corrientes teórico-metodológicas que se incluyen en los programas de formación de periodistas evidencia un amplio espectro de propuestas teóricas que, sin embargo, una vez más dejan fuera el aporte y presupuestos de los estudios de género.

En ese caso, resalta el análisis de la teoría crítica, en la que se enmarcan los estudios de género, a la que se le hace poco énfasis en el sistema de conocimientos establecido en la formación básica de periodismo.
Otra ausencia en este sentido la establece el teórico Néstor García Canclini, al plantear que se ignoran “los aportes del pensamiento feminista a los estudios culturales, su desarrollo es débil en casi todos los principales especialistas latinoamericanos”.

La ruptura que propone el género a la concepción de la ciencia como “objetiva y neutral” da la posibilidad de una renovación epistemológica a los métodos tradicionales de analizar la realidad y su contexto. El reconocimiento de que la subjetividad tiene un papel importante en la construcción de los saberes, uno de los principales aportes del feminismo, va a posibilitar extender no solo el universo de la investigación en comunicación, sino renovar también los presupuestos sobre los que se sostiene y valida la práctica periodística. También ofrece nuevas herramientas para la construcción de noticias, tema que forma parte de esta y otras disciplinas.

En el caso particular de la investigación, sería oportuno citar a la profesora cubana Isabel Moya, quien confirma el aporte y nexos entre género y comunicación en su libro El sexo de los Ángeles (Ediciones Acuario, 2010) donde afirma que “los estudios de género asumen la metodología cualitativa de manera preferente, y algunas herramientas como las historias de vidas han sido un aporte a esas metodologías. Recordemos que una de las revolucionarias propuestas epistemológicas del género es asumir que lo vivencial forma parte de la realidad, que la objetividad es subjetividad y viceversa”.

Igualmente, podrían trabajarse intencionadamente las propuestas de varios autores cuya obra forma parte de los textos recomendados y empleados con frecuencia en las asignaturas dedicadas a la formación de periodistas y comunicadores, como Jesús Martín Barbero, Néstor García Canclini, Humberto Eco, Manuel Martín Serrano y otros, con acercamientos a la teoría de la comunicación que fundamentan la necesaria transdisciplinariedad con otros campos del saber y favorecen su articulación con los presupuestos de los estudios de género.

Otro tema importante en este sentido es que el acercamiento a los géneros periodísticos y las agencias de noticias siguen marcados por el sexismo que establecen las prioridades informativas a partir de los valores noticia y presupuestos de noticiabilidad.

En ese sentido, resultaría trascendente el estudio de experiencias como la del Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y el Caribe-SEMlac, que puede mostrar a los futuros periodistas otra forma de articulación de las agencias de noticias, mediante el empleo satisfactorio de la perspectiva de género en el ejercicio de un periodismo más incluyente e integral.

Están también los casos de AMECOpress, COMUNICAR IGUALDAD y CERIGUA, que han logrado incluso romper las fronteras de la prensa especializada y se han convertido en fuentes de los llamados “grandes medios”.

De la forma en que aún se propone el sistema de conocimientos y la bibliografía en la formación de periodistas, la inclusión de la perspectiva de género quedaría a consideración de los conocimientos particulares de cada docente con respecto al tema, y su interés particular en promover esas concepciones, hecho que no se debe dejar a coincidencia de intereses o prácticas individuales.

Los estudios de género constituyen un significativo aporte a los estudios de comunicación y van a ofrecer también una nueva perspectiva que permitirá visibilizar ámbitos, sectores, procesos y hechos susceptibles de convertirse en noticia y que los presupuestos de noticiabilidad establecidos a partir de los saberes tradicionales mantienen ocultos, fuera de las agendas mediáticas.

La renovación propuesta por el género va más allá de sus aportes epistemológicos y metodológicos. Permite construir productos periodísticos desde una óptica más integral, otro elemento que demuestra, en cada una de las disciplinas y asignaturas del currículo de periodismo en Cuba, la ausencia de una importante herramienta de estudio, investigación y para la práctica profesional.

1 Periodista cubana, Máster en Estudios de Género por la Universidad de La Habana con una propuesta de inclusión del género en el currículo de estudios de la carrera de Periodismo en Cuba. Colaboradora de SEMlac desde Quito, Ecuador.

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