Género y periodismo: Retos y perspectivas de la academia cubana

La inclusión de los estudios de género en la licenciatura de periodismo se abre como una alternativa necesaria. Al decir de la investigadora Marcela Lagarde: «Pienso que hay que ir así, como rayo láser, a las carreras de comunicación y de periodismo, en todas estas, para incluir en el currículo la perspectiva de género, pues como lo hemos hecho en otras partes, al principio un seminario, después buscar la salida de la perspectiva de género en toda la formación y hacerlo en todas las universidades posibles».

En el caso particular de Cuba, donde la política informativa potencia entre sus líneas rectoras el abordaje de temas relacionados con el empoderamiento de las mujeres y donde el Plan de Acción Nacional de Seguimiento a la Conferencia de Beijing dedica 10 artículos al tema Mujer y Medios de Comunicación es ineludible la inclusión de estos temas en la especialidad que se estudia en varias provincias del país.

Una revisión detallada de los contenidos que integran cada una de sus disciplinas principales muestra el énfasis en la necesidad de reforzar la función social del periodista y las cuestiones relacionadas con la ética. En sentido general, sin embargo, los sistemas de conocimientos están enfocados desde miradas más cercanas a la ciencia tradicional. De esta forma, solo los docentes con una formación en género serán capaces de transversalizar este enfoque en la preparación de periodistas.

Con un amplio espectro de temas, la disciplina Comunicación y Sociedad tiene como objetivo ubicar históricamente, en el contexto de la evolución de la comunicación, vista a través de las principales corrientes e instituciones, espacio oportuno dentro del programa curricular para develar los mecanismos reafirmantes de los saberes tradicionales, perpetuando la ciencia androcéntrica y validando los presupuestos del patriarcado . Pudiera hacerse notar en los diferentes temas que componen la especialidad nombres de investigadoras y estudiosas de la comunicación que han analizado este campo desde la perspectiva de género, pero también feministas y académicas dedicadas al género con investigaciones relacionadas con la comunicación y el periodismo en particular. Sobre la bibliografía, es justo recomendar que deben buscarse publicaciones realizadas en la isla , entre las que se destaca el aporte de periodistas, feministas o no, que han dejado huella en el periodismo hecho en Cuba y que permanecen ausentes de los textos que narran la historia de la prensa en la isla. Destacar lo mejor de la tradición ética y humanista del periodismo cubano debe traspasar la frontera de los grandes nombres/hombres asociados a los principales momentos históricos, y también contextualizar la producción periodística desde la perspectiva de género.

La disciplina «Teoría e Investigación en Comunicación» resulta un campo muy fértil para dotar a los futuros profesionales de todo el arsenal que aportan los estudios de género. Es precisamente en este ámbito donde pueden establecerse los nexos entre ambas teorías que sirven como soporte cognoscitivo en el establecimiento de lazos conceptuales para analizar la comunicación desde una perspectiva más amplia, sin obviar, como se hace en el actual plan de estudios, los aportes de la teoría de género que permiten, según explica la investigadora y periodista Isabel Moya, «comprender la producción, distribución y recepción del conocimiento y la información que se produce en el ámbito mediático» . Un repaso a las diferentes escuelas y corrientes teórico-metodológicas que se incluyen en el programa de las asignaturas evidencia un amplio espectro de propuestas teóricas analizadas, que sin embargo, una vez más, deja fuera el aporte y presupuestos de los estudios de género que han impactado notablemente las Ciencias Sociales. La ruptura que propone el género a la concepción de la ciencia como «objetiva y neutral» ofrece la posibilidad de una renovación epistemológica. En el caso particular de la investigación, sería oportuno citar una vez más a la profesora Isabel Moya , quien confirma los nexos entre género y comunicación: «los estudios de género asumen la metodología cualitativa de manera preferente, y algunas herramientas como las historias de vidas han sido un aporte a esas metodologías. Recordemos que una de las revolucionarias propuestas epistemológicas del género es asumir que lo vivencial forma parte de la realidad, que la objetividad es subjetividad y viceversa».

Para los amplios objetivos que se plantea esta disciplina, y aún más en interés de salvar las ausencias con respecto a los estudios de género, la bibliografía básica resulta insuficiente. La suma de artículos que componen la compilación Teoría de la Comunicación (tomos I, II y III) de la editorial Félix Varela, debería incluir otras visiones y no quedarse en el relato de lo planteado por cada escuela o teoría. Concretamente se pueden añadir pensadoras como Michelle Mattelart, Sara Lovera, Margaret Gallangher, Joana Gallegos, Regina Festa y Sally Burch, entre otras con un notable aporte en este sentido. Igualmente, podrían trabajarse intencionadamente las propuestas de varios autores cuya obra sí forma parte de los textos recomendados y empleados con frecuencia en las asignaturas de la disciplina, como Jesús Martín Barbero, Néstor García Canclini, Humberto Eco, Manuel Martín Serrano y otros, con acercamientos a la teoría de la comunicación que fundamentan la necesaria transdisciplinariedad con otros campos del saber y favorecen su articulación con los presupuestos de los estudios de género. Con respecto a la bibliografía que se emplea en la asignatura dedicada a la metodología de la investigación, ámbito en el que también se desaprovechan los aportes de los estudios de género como se ha demostrado con anterioridad, el texto básico , con un evidente (y necesario) perfil instrumental apenas hace mención a la historia de vida, una de las técnicas privilegiadas por los estudios feministas y que constituye uno de los principales aportes de estos movimientos a las ciencias sociales.

Por su parte, «Periodismo Impreso y Agencias» articula de manera transversal durante los cinco años de la carrera diferentes conocimientos relacionados con la práctica periodística, entre los que se encuentran el cómo se debe elaborar un mensaje que se redacta para informar, y también la reflexión que permita comprender el proceso de producción periodística y realizar el análisis de contenido de los mensajes que tratan la realidad social contextual, todos estos asuntos enmarcados en los saberes tradicionales, carentes de la perspectiva de género. Como se plantea en el sistema de conocimientos, esta disciplina remite a la función social del periodismo, y en este sentido sería notable el aporte de la perspectiva de género tomando en cuenta sus herramientas para la visibilización de la desigualdad, la subordinación de las mujeres y la discriminación de lo considerado femenino. Una primera mirada a los objetivos de esta disciplina podría suponer un espacio donde se promueva la inclusión de la perspectiva de género, sin embargo, el sistema de conocimientos sobre el que se sustenta la deja fuera, aun cuando existe la posibilidad de ser introducida. Específicamente en asignaturas como Fundamentos de la Información Cablegráfica o Taller de Agencias resultaría muy útil el análisis de varias experiencias de agencias de noticias con enfoque de género, como es el caso de la Agencia Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y el Caribe-SEMlac, que puede mostrar a los futuros periodistas otra forma de articulación mediante el empleo satisfactorio de la perspectiva de género en el ejercicio de un periodismo más incluyente. También AMECO y CERIGUA han logrado romper las fronteras de la prensa especializada y se han convertido en fuentes de los llamados grandes medios. El plan bibliográfico de la disciplina, que incluye materiales de excelente calidad, mantiene sin embargo, la mirada del periodismo tradicional. El acercamiento a los géneros periodísticos y las agencias de noticias sigue marcado por el sexismo que establecen las prioridades informativas a partir de los valores noticia y presupuestos de noticiabilidad.

La disciplina Comunicación Audiovisual se centra en el proceso de producción periodística en los medios audiovisuales, sin espacio, de acuerdo a su diseño, para los estudios de género, que cambiarían en buena medida la forma y contenido de esos conocimientos. Solo en el caso del lenguaje audiovisual, su producción e impacto, existe gran cantidad de saberes y resultados de investigaciones recientes que se obvian, y forman parte de las carencias que hoy limitan el ejercicio de un discurso periodístico no sexista en radio y televisión. Pese a ello, son los temas de imagen y lenguaje donde mayor ha sido el énfasis en las investigaciones comunicológicas con enfoque de género. Publicaciones e investigaciones con respecto al tema enfatizan en las posibilidades que ofrece la concepción de género para abordar de manera diferente la construcción del mensaje audiovisual.

Parte de esta disciplina son también asignaturas optativas entre las que destacan Semiótica de la Imagen y Análisis del Discurso Audiovisual, en cuyo cuerpo teórico y práctico cabrían muy bien los contenidos de género, que contribuirían significativamente a dotar de conocimientos más específicos. Esta disciplina debería aprovechar igualmente el volumen de estudios y propuestas realizadas con respecto al lenguaje no sexista, que aunque aplicable a todos los soportes de la prensa, cobra vital importancia en el discurso audiovisual, no solo por el mayor impacto en el público, sino porque el sonido y la imagen complejizan la construcción del mensaje y constituyen también un vehículo de reafirmación del sexismo cuando sus códigos no se manejan correctamente.

Investigaciones realizadas con respecto a la imagen y el lenguaje desde la perspectiva de género deberían aprovecharse en la conformación de los programas de estudio, tanto para sumar nuevos contenidos a los sistemas de conocimientos, como para enriquecer la bibliografía de la especialidad, que no ha superado en sentido general el empleo de las compilaciones de artículos referidos a una misma temática, en su mayoría son continuadores de la tradición androcéntrica de la ciencia. Mención aparte merece el texto «Manual Urgente para Radialistas Apasionados», de José Ignacio López Vigil, que propone una realización radiofónica más cercana a los presupuestos de la comunicación alejada de la denominada educación bancaria, y el empleo de los recursos desde una concepción educativa, reafirmando la función social de los medios. Se deberían aprovechar igualmente los resultados de investigaciones y publicaciones de estudiantes y profesionales de la isla que se han acercado al tema desde diferentes experiencias en el contexto de los medios de comunicación en Cuba. La propuesta teórica de la profesora Isabel Moya, que dedica varios artículos al tema debería estar en la biblioteca de las facultades de comunicación y periodismo.

En el caso de Comunicación Hipermedia, Tecnología y Sociedad, podría incluirse no solo todo lo relacionado con el lenguaje en el medio para favorecer el discurso incluyente y no sexista, pero también este sería el espacio ideal para compartir y analizar el aporte de experiencias de sitios digitales, blogs y otras publicaciones con visión de género que, desde la red de redes, aprovechan sus recursos para difundir un periodismo diferente, apartado de las construcciones tradicionales de la noticia.

La revisión de experiencias como la Red Iberoamericana de Masculinidades serviría para mostrar una práctica periodística que aprovecha los recursos de la web para difundir un periodismo incluyente y con enfoque de género, así como otras experiencias de publicaciones digitales de este tipo. Bibliotecas virtuales, directorios de medios feministas o con enfoque de género podrían mostrar otras formas de construir el discurso periodístico, aprovechando al máximo, no solo las posibilidades tecnológicas, sino discursivas del medio, que va ganando terreno en tanto permite un mayor acceso a sus propuestas y rompe con las barreras de espacio de publicación o límite geográfico.

Una revisión de los objetivos de la disciplina evidencia la prioridad que se concede a la enseñanza del manejo y aprovechamiento de los recursos que ofrece la tecnología en la gestión y manejo de la información, pero deja poco espacio a mostrar a los estudiantes cómo analizar el impacto de la comunicación hipermedia, y el amplio y complejo espectro de posibilidades e implicaciones socioculturales que se generan en este ámbito de la comunicación.

El poco espacio que a estos contenidos se dedica en la disciplina se evidencia también en la bibliografía básica, aunque es necesario destacar que los procesos comunicativos que se producen en la red de redes están entre los menos estudiados también por quienes investigan este campo desde la perspectiva de género.

No obstante, acercar a los estudiantes a experiencias que asumen los aportes de los estudios de género en la práctica periodística en soporte digital puede significar también, por un lado, la obtención de herramientas para incorporar a su ejercicio profesional, y por otro, motivar las investigaciones en ese campo desde la perspectiva de género.

La disciplina Problemas Conceptuales del Periodismo, de acuerdo con sus objetivos, sería el espacio ideal para incluir, vinculado al resto de los conocimientos de la especialidad, los estudios de género, que se mantienen ausentes. Y sería también otra oportunidad, a través del currículo, de desmontar saberes y concepciones marcadamente sexistas, establecidas como «verdades absolutas» por la ciencia androcéntrica. Desde la misma concepción de la especialidad, aparece la marca sexista al establecer «conceptos fundamentales como objetividad», según se explicita en la estructuración de su sistema de conocimientos, que van a marcar el proceso de enseñanza-aprendizaje de rutinas productivas e ideologías profesionales, en los que no abunda esta investigación, pero sí constituyen importantes escenarios desde donde se construye y valida el conocimiento y la práctica periodística.

Desmontar esos saberes a partir del acercamiento a otras propuestas en el currículo, como una mirada crítica a los valores noticia y la visibilización de nombres y aportes evidenciados por la mirada de género a la historia, teoría e investigación de la comunicación, estarían entre los principales posibilidades y contribuciones de los nexos entre género y comunicación en la formación de periodistas.

La insistencia en la introducción de las temáticas de género en la formación de periodistas va más allá de la aplicación de un concepto de un campo del saber en otro, sino que se basa en los aportes que ambas teorías implican en sus respectivos ámbitos del pensamiento y la práctica, en donde, con respecto al periodismo, resulta evidente un gran impacto en la aplicación de la perspectiva de género.

Con respecto a la inclusión de los temas de género en el currículo de periodismo, expertos entrevistados (integrantes de la comisión de la carrera), coincidieron en señalar el aporte que representaría en la formación de los periodistas. Como plantea la Doctora Miriam Rodríguez es «muy necesaria, y de urgencia que se incluya en el plan como materia curricular obligatoria. Existe un gran desconocimiento entre profesores y estudiantes acerca de ella, y también prejuicios, derivados claro, de ese desconocimiento. Creo que debe incluirse el estudio de la teoría de género en toda su amplitud y confluencia con otras teorías y pensamientos».

Al respecto, el Doctor Julio García Luis señalaba: «Creo que los estudios de género son importantes en la formación del periodista, al igual que en la de otros comunicadores sociales. El privilegio que tienen los periodistas y los comunicadores sociales en el acceso al discurso público hace muy conveniente que estos hayan realizado estudios de género, por la influencia que tienen en la producción y reproducción de patrones no sexistas a escala de toda la sociedad».

Y aunque existen coincidencias en torno a la necesidad y posibilidades de incluir los estudios de género en la formación de periodistas, se mantienen ausentes del currículo. Si bien es cierto que ha habido intentos por incorporarlos a la academia no han pasado de ser aislados y de poco alcance en cuanto a la cantidad de profesionales capacitados en esa materia. Ha habido igualmente cursos de postgrado con la misma intención y la misma suerte. Resulta necesario, por la sensibilidad e importancia del tema, llegar a formar competencias en este sentido, más allá de que accedan a postgrados y cursos los interesados en el tema o los convocados por azar de circunstancias profesionales o geográficas.

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