Bullying homofóbico, ¿cómo romper el silencio?

De la Redacción / semcuba@ceniai.inf.cu

Dayron Carrete Díaz recibió dos correos electrónicos amenazantes. Los ofensores no ocultaron su identidad, quizá como primer síntoma de que el acoso escolar por motivos de orientación sexual e identidad de género resulta no solo habitual, sino permisivo e incluso no sancionable en el ámbito universitario cubano.
«Yo denuncié el hecho y todavía estoy esperando una respuesta de la dirección de la escuela», dijo a SEMlac este estudiante cubano que cursa el cuarto año de Pedagogía en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, de La Habana.
Casos como el de Carrete Díaz no son aislados. Apodos, intimidación, amenazas, incluso agresiones físicas y separación del grupo son algunas de las principales expresiones de la violencia escolar y universitaria. Muchos de estos comportamientos y acciones arrecian cuando las niñas, niños, adolescentes y jóvenes rompen con los códigos tradicionales asignados a cada sexo o expresan abiertamente su orientación homosexual.
En América Latina y Europa varios estudios han sistematizado las dimensiones de este fenómeno. La «Primera encuesta nacional sobre bullying homofóbico» realizada en México arrojó que en ese país 56 de cada 100 estudiantes sufren acoso escolar homofóbico. En el nivel secundario la violencia afecta a 28 por ciento del estudiantado mexicano, mientras que en los niveles medio y superior los índices disminuyen a 13 y tres por ciento, respectivamente.
Sin embargo, en algunos países aún la visibilidad de esta problemática es mínima. Tal es el caso de Cuba donde, hasta el momento, la mayoría de los especialistas refiere ausencia de estudios que caractericen el acoso escolar por motivos de género y orientación sexual.

La psicóloga infantil Ana María Cano, especialista del gubernamental Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), ha encontrado información sobre los modos de expresión e impacto de este tipo de violencia en la niñez y adolescencia, por medio de la consulta y el acompañamiento psicológico.
«Desde la práctica clínica he visto casos de niños, niñas y adolescentes que son acosados en las escuelas. Este es un hecho traumático, que genera mucho sufrimiento y lacera a la niñez desde lo personal, pero también desde los vínculos afectivos. Son infantes que en consulta aparecen con bajo rendimiento escolar, pueden tener trastornos del sueño y de adaptación, además de que tienden al retraimiento y la timidez.», dijo Cano a SEMlac.

Una bomba de tiempo

Según varios estudios y especialistas, una de las consecuencias más drásticas del bullying homofóbico son los intentos de suicidio en adolescentes y los casos extremos de violencia física. Varios sitios digitales se han hecho eco en los últimos años de la muerte y agresiones a jóvenes homosexuales, varones principalmente.
Para Carrete, esta bomba de tiempo no funciona igual para todos. En su caso ganó la persistencia y la autoestima, aunque aún espera se haga justicia. Como activista y promotor en educación sexual y derechos sexuales de la Red de Jóvenes por la Diversidad, que aglutina la institución cubana Cenesex, Carrete reconoce que los conocimientos brindados por el grupo han sido fundamentales. Sin embargo, no todos cuentan con las mismas herramientas.
«Depende mucho de la persona. En mi caso, me orienté jurídicamente sobre las acciones que tenía que seguir. Pero algunas personas pueden reaccionar agresivamente y otras caen en una depresión profunda. Se han dado casos incluso de estudiantes que abandonan la carrera o que han llegado hasta el suicidio por esos comentarios y actos malintencionados de personas que, muchas veces, pueden no ser conscientes del daño que están haciendo», reconoce Dayron.

Propuestas para el cambio

Además de la responsabilidad de las instituciones educativas y del Estado, las organizaciones que defienden los derechos de la diversidad sexual claman por una mayor participación de la comunidad y la familia.
Por ello han asumido un marcado protagonismo en la denuncia de estos hechos, así como la publicación de manuales y el desarrollo de acciones encaminadas a la sensibilización y la formación del personal docente. Tal es el ejemplo de la Federación argentina de lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros (FALGBT) y la red mexicana Democracia y Sexualidad.
Uno de los países que ha establecido estrategias de enfrentamiento desde las instituciones es Guatemala. El desarrollo de una investigación nacional sobre la violencia escolar dio como resultado el diseño de la Estrategia de Prevención de la Violencia con un protocolo para identificar, atender y referir casos de maltrato físico y psicológico hacia los niños en los hogares y también en las escuelas.
No obstante, aún se imponen varios retos que limitan el desarrollo de estas plataformas. María Cecilia Alfaro Quesada, coordinadora de la Unidad de Equidad de Género con Pertinencia étnica del Ministerio de Educación del gobierno de Guatemala, destaca como principales cuestiones a tener en cuenta los mitos que aún rodean la sexualidad y las lagunas en la formación de todo el personal educativo, que incluye a docentes pero también a otros profesionales y trabajadores del sector.
«Nosotros hemos trabajado la estrategia en 13 direcciones departamentales, pero estamos hablando de la formación de 250.000 personas, solo de personal docente. La demanda es enorme porque el rezago es muy grande.», comentó a SEMlac Alfaro Quesada.
La aprobación de leyes y el conocimiento de las personas sobre estos hechos resulta otro de los reclamos de las comunidades LGBT de la región. Desde Cuba, Carrete Díaz también apuesta por el establecimiento de normas que penalicen estas agresiones como manera no exclusiva, pero sí vital, para evitar daños irreparables.
De acuerdo con la experiencia de este joven, a la «falta de cultura legal» de la comunidad LGBT de la isla caribeña se suma el silencio cómplice de la homofobia que aún persiste en la sociedad cubana.

 

El cuaderno «Diversidad sexual en las aulas. Evitar el bullying o acoso homofóbico», de la Junta de Extremadura de España, define el bullying homofóbico como cualquier tipo de agresión verbal, física o social entre estudiantes que:
– Está destinada a atacar a determinadas personas por su orientación sexual real o percibida o la de algún familiar o amigo de la víctima.
– Se produce con otra motivación (por ejemplo: aumentar el estatus en el grupo), pero se ampara en la supuesta orientación sexual de la víctima por considerarla especialmente vulnerable.

 

 

 

La Guía para la identificación y prevención del acoso escolar, publicada por el Ministerio de Educación de Guatemala, propone pautas para identificar y prevenir el acoso escolar. La observación sistemática resulta vital, por ello el material convoca al personal docente a estar atento ante:
– Ausencias escolares frecuentes de un alumno/a o quejas de los padres de que no quiere asistir a la escuela.
– Espacios y momentos en los que generalmente hay poca supervisión: pasillos, recreos, baños, clase de deporte.
– Las risas y burlas constantes en contra de determinados alumnos o alumnas.
– Niños o niñas que permanecen solos durante mucho tiempo.
– Paredes, baños, pupitres en los que escriben insultos o apodos.
– Niños o niñas que se quejan constantemente de ser maltratados.
– Robos de objetos de determinados estudiantes.
– Cambios abruptos en el rendimiento escolar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

dieciseis − catorce =