Acordes para la paz

Por Helen Hernández Hormilla / hormilla@gmail.com

La música volvió a ser vehículo efectivo para sensibilizar sobre la violencia de género en Cuba. Así lo acentuaron artistas y activistas invitados a un concierto que tuvo lugar el viernes 2 de diciembre con motivo de la Jornada cubana por la No Violencia contra las Mujeres, desarrollada en la Isla por diversas instituciones y organizaciones no gubernamentales. El escenario fue la peña del trovador cubano Eduardo Sosa, que dedicó su espacio habitual en la capitalina Casa del Alba Cultural, en una céntrica avenida de la capital cubana, para enviar un mensaje de paz.
Sosa compartió su papel de anfitrión con la cantante Rochy Ameneiro, líder del proyecto Todas Contracorriente, que busca visibilizar el papel de las mujeres en la música y reaccionar contra la violencia desde las artes. De ambos se escuchó el reclamo en pos de incrementar las acciones de respuesta a uno de los problemas más acuciantes de la sociedad cubana contemporánea, resultado de su herencia machista y patriarcal.
“Desde las artes se puede potenciar cualquier campaña, incluso hasta las negativas, porque desgraciadamente notamos que a través de la música se propagan muchas veces valores nocivos”, reflexionó el cantautor.
A su juicio, la trova ha sido tradicionalmente una manifestación caracterizada por el respeto hacia las mujeres y, aunque no siempre se traten directamente estos temas porque su manejo conceptual es relativamente reciente, cuando una obra se realiza desde la conciencia deja un saldo favorable en la sociedad. 
La intérprete Vionaika Martínez, el trovador Pepe Ordaz y la escritora Laidi Fernández de Juan figuraron entre los invitados del concierto, que contó con la colaboración del Programa Género y Cultura del Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero (OAR) y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude).
También se exhibió un mural contra la violencia hacia las mujeres realizado por jóvenes del Centro Experimental de las Artes Visuales José Antonio Díaz Peláez, quienes recientemente recibieron talleres de sensibilización en temas de género y violencia.
Danae C. Diéguez, coordinadora del Programa Género y Cultura de OAR, llamó a trabajar más allá de las campañas y crear una conciencia sostenida para eliminar la violencia de todo tipo, pero sobre todo aquella que sufren las mujeres por cuestiones de género.
Para Ameneiro, el país se encuentra en un momento de feliz arranque en cuanto al compromiso de algunos artistas con el tema. “Mientras más proyectos existan, mientras más campañas y personas a favor, será más fácil para toda la sociedad crear una cultura de paz”, subrayó la intérprete.
Las alianzas resultan fundamentales en este sentido, recalcó, pues no se trata de labores únicas y personales, sino de involucrar a las instituciones, las organizaciones, los medios de comunicación y a profesionales de la creación, “porque la violencia de género nos afecta a todos y todas”.
En opinión de Vionaika Martínez, es en el hogar donde se siente con más fuerza el maltrato hacia las mujeres en la sociedad cubana, pero no por ello pueden obviarse otros aspectos de la vida como el desarrollo profesional, las oportunidades económicas o la enseñanza, donde todavía se mantienen rezagos discriminatorios. 
La cantante de Vila Clara, provincia del centro de la isla, coincidió en que muchos de los productos musicales privilegiados por la difusión degradan, maltratan  y devalúan a las mujeres, de modo que realizar conciertos donde se defiendan propuestas no sexistas constituye una alternativa.
“Es importante que se hagan acciones para combatir la violencia que sufren las mujeres en el mundo, porque hay que valorizar nuestro papel en la sociedad”, reafirmó.
Ameneiro, quien fue una de las impulsoras de un recital similar el 25 de noviembre en la capital cubana, refirió que muchas veces los creadores y creadoras desconocen que están promoviendo la violencia, porque es un tema ausente de la agenda de discusión.
Sin embargo, “somos un país con problemas de violencia, en el que existe una educación machista desde la cuna y en el que las mujeres son invisibilizadas desde los roles tradicionales de la pareja”.
Es en el compromiso, la ética y la conciencia que logre cada creador o creadora que se puede ir generando un cambio en la representación de la violencia en las artes, consideró Sosa.
En su criterio, el verdadero artista debe tener una responsabilidad desde su persona y su obra con la sociedad y, en estos momentos, resulta fundamental trabajar con inteligencia, compromiso y tolerancia para influir en la búsqueda de soluciones que den respuesta a la violencia de género.
“Hemos pasado por un momento de crisis muy fuerte, que ha influido en la espiritualidad de la sociedad cubana; pero toda crisis puede dejar al final un saldo positivo, que es la reflexión sobre lo que anda mal y el trabajo conjunto para solucionarlo”, defendió el trovador.

Diciembre 2011

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