Cuba: Emprendedoras rurales intercambian saberes

Desde cómo organizar un negocio hasta trucos para la artesanía, la siembra de hortalizas, cría de animales y cultivo de plantas exóticas compartieron mujeres emprendedoras durante la «Jornada Internacional de Economía Rural y Derechos Económicos de las Mujeres», celebrada en el hotel Panorama, en La Habana, del 27 al 29 de octubre.

Las más de 70 personas convocadas al evento por la Oficina de Coordinación Regional para América y el Caribe de la Federación Democrática Internacional de Mujeres, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y la Asociación para la Cooperación con el Sur (ACSUR Las Segovias) constataron la capacidad de estas pequeñas productoras y artesanas de ganar independencia.

El encuentro forma parte de un proyecto para incorporar al desarrollo socioeconómico local a 24 emprendedoras rurales de los municipios Guanajay, Artemisa (a 102 kilómetros de La Habana); Florida, Camagüey (a 535 kilómetros de La Habana) y Bartolomé Masó, Granma (742 kilómetros al este de La Habana), que coordinan la ANAP y ACSUR Las Segovias, con financiamiento de la Unión Europea.
Durante 2014, las protagonistas de esta experiencia han recibido talleres con nociones económicas y contables, autoestima, género y han intercambiado con integrantes de otros proyectos similares.
Cuando finalice, en diciembre próximo, la iniciativa deberá haberlas provisto también de insumos y equipamientos solicitados por ellas, luego de evaluar las necesidades de sus emprendimientos.
Según sus organizadoras, con la Jornada pretendieron crear un espacio de reflexión y debate sobre aspectos teóricos de economía feminista, desde el enfoque de derechos, así como un intercambio de experiencias sobre el aporte de las mujeres al desarrollo económico local.
La apropiación de herramientas para la gestión de negocios ha mejorado el rendimiento económico de estas mujeres, algunas de las cuales mostraron su lugar de trabajo en los recorridos por una minindustria de conservas, una cooperativa de restauración, un taller de artesanías de bambú y fincas para la ceba de toros, el cultivo de plantas ornamentales y arreglos florales, ubicadas en La Habana y Artemisa.
Con el cultivo de cactus, orquídeas y platicerios, Susy Barbosa se ha hecho popular en Guanajay. Ese filón económico, inusual para una zona de tendencia ganadera, le sirvió a la maestra de 29 años para desmentir las frases de desaliento escuchadas cuando, hace cuatro años, dejó la capital para buscar futuro en la agricultura.
«Soy hija de una madre soltera que me enseñó la capacidad de las mujeres para luchar, pero en el campo todavía hay muchos prejuicios machistas a los que tuve que sobreponerme», insistió a SEMlac la asociada de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Niceto Pérez, que planea fundar una tienda propia para comercializar sus productos en La Habana.
En los debates grupales, las emprendedoras apuntaron al machismo como un límite para la incorporación de las mujeres rurales al trabajo, sobre todo en el espacio de la pareja y la familia, donde aún hay resistencia a los cambios.
La ganadera Yosbeny González, de 26 años, se enfrentó al escepticismo de productores y personas de su comunidad, cuando decidió continuar la tradición familiar de criar toros de ceba.
Actualmente, es la única mujer de su provincia en esta actividad, para la que cuenta con 10 ejemplares y cuatro vacas, pero planea ir aumentado la cantidad de animales en su hectárea de tierra.
«Cuando comencé en el proyecto, casi ni hablaba, pero he perdido el miedo escénico al intercambiar con mujeres campesinas de otras provincias y escuchar cómo ellas organizan su trabajo», declaró a SEMlac la joven, quien vive con su esposo y su hijo en la finca heredada de su abuelo.
Entre los cambios experimentados, una vez vinculadas al empleo individual, las participantes de la Jornada apuntaron el reconocimiento social, el logro de la armonía laboral y la conciencia de sus derechos como mujeres.
Según la economista Blanca Munster, una de las asesoras del proyecto, los emprendimientos femeninos incluidos comienzan a mostrar resultados como mejor organización y rendimiento de las producciones.
«El medio rural ha sido históricamente más abandonado cuando se trabaja con las emprendedoras, porque se han priorizado los activos agropecuarios y menos la preparación económica y la formación de las mujeres», significó a SEMlac la especialista.
A su juicio, el cambio más significativo radica en la autoestima de las beneficiarias, capaces ya de trascender la lógica de dependencia del esposo por la de autogestión de sus recursos e ingresos.
Dilcia García, de la Asociación Cubana de Producción Animal, destacó también el crecimiento personal de las mujeres rurales que se integran a proyectos con enfoque de género.
Otros resultados mencionados en colectivo reconocieron los espacios de crecimiento vivencial, la sensibilización en género, el liderazgo femenino y los cambios de roles en la familia.
Lorena Rodríguez, técnica de proyectos en ACSUR, acentuó que es preciso reconocer a la mujeres rurales no solo como productoras, sino como integrantes de una comunidad a la que aportan desde distintos ámbitos.
«Una singularidad de los emprendimientos femeninos es su impacto social, que se derrama en apoyo y aprendizaje de otras mujeres», reconoció, por su parte, la socióloga Kenia Lorenzo, una de las facilitadoras del encuentro.
En la jornada estuvieron dirigentes de instituciones cubanas con proyectos de equidad de género, mujeres campesinas y artesanas de distintas provincias y emprendedoras de México, República Dominicana y España.
Las y los participantes recibieron, además, conferencias magistrales sobre la incorporación femenina en el contexto de cambios económicos, realizadas por las economistas Ileana Díaz y Dayma Echevarría y la periodista Isabel Moya Richard.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

cinco × tres =