Mujeres acompañadas no pagarán

Un eslogan aparece de vez en cuando en volantes y afiches promocionales de ciertos espacios nocturnos de La Habana. El lema dicta: “Mujeres acompañadas no pagarán”.

La expresión se traduce en que ellas pueden acceder, de manera gratuita, a puntuales espectáculos culturales, siempre y cuando asistan junto a un representante del sexo opuesto.

Las llamadas, en el argot mercantil, ladies night o “noche para damas” son visiblemente aceptadas por mujeres que se congregan, solas o escoltadas, en estos sitios donde frecuentemente la entrada o cover se paga en pesos cubanos convertibles (CUC), al igual que el consumo.

Los precios de las entradas oscilan entre los 2,00 y 10,00 CUC. De acuerdo con el canje oficial cubano en Casas de Cambio (CADECA), entre 2,50 dólares o 48 pesos cubanos como equivalente en moneda nacional, y 12,50 dólares o 240 pesos cubanos.

“La veo como una buena medida y mi novio también. No frecuentamos mucho ese tipo de lugares porque son caros y él es quien paga, como es costumbre en Cuba, y no podría comprar dos entradas. Además, no tenemos muchas más opciones”, dijo a SEMlac Paula, una estudiante universitaria de 20 años.

Más de lo mismo parecen traer otras acciones encaminadas a “galantear” con las isleñas en discotecas estatales o fiestas house (privadas o estatales), en las que se les permite el libre acceso si llegan antes de las 12:00 p.m., momento en que su carruaje podría convertirse en calabaza, a la manera del clásico relato infantil La Cenicienta.

 

 

¿Cortejadas por el mercado o Cenicientas en el siglo XXI?

“Las mujeres son las consumidoras más poderosas del mundo”, afirman algunos expertos en estudios de mercado, quienes consideran que ellas toman el 80 por ciento de las decisiones de compras.

Si la primera regla para vender es entender el mercado, la segunda es entender a su consumidor. En consecuencia, para implementar cualquier acción dirigida a atraer al público femenino, los especialistas cubanos no podrían sustraerse de que este ha sido uno de los sectores de la población más afectado por la crisis económica iniciada en la última década del siglo pasado.

Con el triunfo revolucionario de 1959, las cubanas lograron igualdad de oportunidades, de remuneración, ingreso libre a la educación, facilidades para el cuidado de sus hijos y acceso a opciones para el control de la natalidad, lo que les permitió una mayor incorporación al trabajo.

Pese a estas conquistas, las cifras de la participación de ellas como fuerza laboral se redujeron en la década del noventa. Entre 1990 y 1994 la ocupación femenina en el sector estatal civil disminuyó en un 31,5 por ciento, según datos de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

En no pocos casos, significó el retorno de ellas al hogar. Salir a trabajar y atender a la familia se hizo aún más difícil por los problemas de transporte, alimentación y la devaluación del peso cubano, entre otros factores.

No obstante, desde 1993, con la diversificación de la estructura económica, se vieron favorecidas por alternativas en el ámbito privado, como el trabajo por cuenta propia, o en sectores emergentes, como el turismo.

Estimados más recientes de la Oficina Nacional de Estadística (ONE) indican que, aunque la tasa de empleo femenino ha aumentado en 4,4 por ciento entre 2000 y 2004, la brecha respecto a la tasa de empleo de los hombres se ha incrementado en 3,2 por ciento, en igual período.

En su libro La mística de la feminidad, referente al movimiento feminista de finales del siglo pasado, Betty Friedan insiste en que “los ingresos son algo tan importante en la sociedad actual que de ellos depende la igualdad o la exclusión”.

Ante este panorama, las preguntas, en términos de mercadeo para mujeres, en la Cuba de hoy, serían: ¿El fin justifica los medios? ¿Hasta qué punto es factible la puesta en práctica de acciones como las “noches para damas”?

Para la socióloga Esther Suárez Durán “existe una coherencia entre fines y procedimientos, así como una ética para el mercadeo, una colocación de las técnicas de mercado en su contexto social. Y, al menos ’en teoría‘, estas prácticas son inaceptables para nuestra sociedad”, afirma.

“Las ’noches para damas’ nunca han sido aprobadas por el ministerio, aun cuando muchas instalaciones las han solicitado para atraer más público”, aseguró una funcionaria del Ministerio de Turismo (MINTUR), que prefirió el anonimato.

Sin embargo, hábiles comerciantes cubanos, seguidores de la EVEolution —en español, La evolución de Eva— y las “verdades esenciales del marketing para mujeres”, de Faith Popcorn y Lys Marigold, han puesto su empeño en aumentar el atractivo para ellas y, como recompensa, también han complacido a sus clientes masculinos.

“Trabajo como un animal toda la semana y persigo este tipo de actividades para llevar a mi esposa. Es una pena que no se generalicen estas facilidades”, dijo Alfredo, un ingeniero de 47 años.

La socióloga especula sobre la finalidad: “puede que no piensen en atraer a la mujer, sino al hombre, para que acuda pleno con una media naranja o para aumentar la procreación”, comenta con cierta ironía.

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