Soy mujer trans y quiero que me vean como un ser humano

Los proyectos articulados con las diferentes instituciones de salud en Cuba trabajan por los derechos de las poblaciones vulnerables y para prevenir el VIH∕Sida. En la provincia Granma, a 744 kilómetros de la capital y en el suroriente cubano, la Red TransCuba parejas y familias está coordinada por la mujer trans Rhianna. Para esta activista, cada día es una salida más para cumplir una gran meta: no ser discriminadas por su identidad de género.

¿Cuáles han sido los principales retos de la red el último año?
Los retos siguen siendo muchos. Cada día estamos desafiando nuestra propia existencia. Estar en el oriente del país ya es un reto, por los altos índices de discriminación y violencia que vivimos. Hemos intensificado las acciones para lograr avanzar un poco más en la prevención del VIH∕sida, tratar de vincularnos más a tareas que nos visualicen y disminuir la violencia por razones de identidad sexual. Hemos detectado algunos casos de violencia laboral, familiar y estudiantil, o sea, en las escuelas. Esto afecta mucho a las más jóvenes, pero tratamos de seguir un protocolo de atención y, como primera tarea, asumimos no quedarnos calladas, siempre denunciar. Aunque en Granma no existe todavía una consejería jurídica, nos auxiliamos de algunos abogados que nos ayudan en esta tarea, pero siempre vamos a la unidad de la policía y denunciamos. Diría que esa es la principal acción que realizamos: no quedarnos calladas, para que se sepa lo que ocurre con nosotras. También tratamos de persuadir a las muchachas trans sobre la necesidad del uso del condón cuando realizan sexo transaccional. Esta práctica es individual y la Red respeta la decisión de cada una. La prevención es otro eje fundamental, pues somos la población más vulnerable al contagio.

¿Qué posibilidades laborales se brinda a mujeres trans para no tener que llegar a realizar sexo transaccional?
Estamos trabajando por eliminar esta práctica, repito, pero respetamos las decisiones de cada una de nosotras. La mayoría de las personas trans solo tienen el noveno grado, o sea, el último año de la secundaria básica. La Red ha logrado vincular a estas mujeres al estudio, para que logren el 12 grado y así poder acceder a un mejor puesto de trabajo, pues existen muchos prejuicios al ver un hombre vestido de mujer. En estos momentos, en la provincia Granma solo nos ofrecen el puesto de auxiliar de limpieza, gracias a un convenio con el Órgano de Trabajo, que me atiende martes y jueves; pero solo eso. Aunque tenemos mujeres tituladas en varias especialidades, no las dejan integrarse a un colectivo laboral. Hay que seguir insistiendo para lograr que nuestras mujeres trans no sean siempre las que limpien, esto es una forma de discriminación: no ser aceptadas por tu identidad de género en un puesto de trabajo teniendo la preparación para ello.

Eres enfermera de profesión, aunque te dedicas al transformismo artístico. ¿Es solo arte o va más allá de cantar en un escenario?
Cuando comencé a hacer transformismo artístico era una forma de imponerme, de decir: aquí estoy yo, una mujer. Pero con el tiempo se convirtió en una herramienta para realizar activismo de prevención del Sida y de la violencia. En estos momentos, Granma es la única provincia del país que realiza esta práctica en espacios abiertos. Somos muy atrevidas y hemos tenido la oportunidad de invitar a otras trans a que realicen transformismo en espacios abiertos, en las comunidades. En ese momento, delante de un micrófono, somos más que artistas, nos reconocen como mujeres y nos respetan por lo que hacemos, en realidad nos miran como personas sanas.

La Red TransCuba parejas y familia en Granma está celebrando tu premio nacional “Esperanza” de Prevención.
Este premio, por supuesto, me alegra mucho porque es el reconocimiento a nivel nacional de todo el trabajo de la Red TransCuba parejas y familia, pero a la vez es un compromiso aún mayor para seguir trabajando en la prevención del VIH ∕ sida y otras ITS. Además, la Red que yo coordino tiene un trabajo muy típico y arriesgado porque, si se mira bien, somos las más vulnerables a todo tipo de discriminación y violencias.

Hicieron activismo junto a otros proyectos y redes por la aprobación del artículo 68 de la Constitución, que luego se organizó en el 82; apoyan los artículos que refieren la violencia por razones de género y queda todavía el Código de las Familias que se llevará a referéndum. ¿Será más fácil el trabajo con un sistema de leyes que apoye el activismo que realizan?
Como revolucionaria, mujer y activista, tengo que confiar en la nueva Constitución, pero todo está por ver. La visión que se tiene de las mujeres trans está atravesada por muchos prejuicios; somos vistas, por casi toda la población, como personas raras, locas, enfermas y eso es muy difícil de cambiar. Si la Constitución ayuda a que el trabajo se facilite, si se aplica bien, si tenemos una consejería y personal jurídico que nos atienda y nos escuche, si nuestras oportunidades se van a ampliar, entonces tengo que confiar en que vamos a ir poco a poco saltando los obstáculos. Soy la presidenta de mi Comité de Defensa de la Revolución (CDR), me encargo de todas las actividades de mi Consejo Popular, coordino la Red TransCuba parejas y familias en mi provincia. Entonces, esta Constitución la tengo que hacer cumplir y sus leyes también.

Eres optimista, luchadora, promotora del transformismo artístico, premio nacional “Esperanza” de Prevención, activista. ¿Qué metas te planteas ahora?
En mi vida –que ha sido bastante difícil, como la de la mayoría de las mujeres trans en el mundo– hay muchas aspiraciones. Pero mi principal tarea es seguir trabajando por las mujeres trans de mi provincia y mi país, para eliminar la discriminación y la violencia. Yo solo quiero –y trabajaré para ello– que nos vean como seres humanos.

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