Diversidad sexual, entre la desinformación y el estigma

Información y autoestima entre quienes integran la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgénero) son imprescindibles para enfrentar y superar el rechazo y la discriminación que aún sufren estas personas en Cuba.

Una investigación reciente, realizada en la ciudad de Cienfuegos, a unos 250 kilómetros al este de La Habana, ofreció algunas evaluaciones que confirman la validez de esta información y mostró otros conflictos relacionados con la vida de las personas que integran la comunidad LGBT en la isla.

En su tesis para optar por la maestría en Sexualidad, titulada «Diversidad sexual: información, opiniones, valoraciones y prácticas en la provincia Cienfuegos», el psicólogo Alain Darcout Rodríguez detectó desinformación y conceptos errados acerca de la diversidad sexual y las identidades de género entre personas heterosexuales, pero también, en alguna medida, al interior de la comunidad LGBT. La investigación se realizó en diversos escenarios del municipio de Cienfuegos entre septiembre de 2010 y marzo de 2011 y abarcó una muestra de poco más de medio centenar de personas; 20 de ellas heterosexuales (adolescentes, jóvenes y adultos de ambos sexos) y también población autoidentificada como LGBT, que incluyó lesbianas, gays, travestis y bisexuales.

Entre las mujeres y hombres heterosexuales entrevistados, quienes tenían menos edad mostraron, en general, mayor información y definiciones más claras con relación al tema y también una postura más respetuosa.

Pero, según el especialista, «a pesar de observarse una tendencia a una postura más positiva de comprensión y respeto hacia la libre y responsable orientación sexual e identidad de género, en las nuevas generaciones existen elementos informativos insuficientes y desactualizados, que llegan a ser incorrectos en algunos casos».

Por sólo citar un ejemplo de informaciones erradas, dentro del abanico de las diversas orientaciones sexuales o identidades de género «la bisexualidad fue definida desde la desvalorización de su realidad entendiéndola como posición intermedia o indefinición sexual, como ‘perversión’ sexual», según la investigación de Darcout.

También se identificaron creencias poco científicas, cargadas de mitos y tabúes, «basadas en prejuicios, experiencias personales y de grupo, condicionamientos genéricos y una educación sexista, como consecuencia de la presión social que pretende mantener el hegemonismo heterosexista», refiere el texto académico.

Tales actitudes se corroboran en prácticas homofóbicas con manifestaciones sutiles, discursivas y de violencia, fundamentalmente en escenarios laborales y escolares, precisó Darcout.

La socióloga cienfueguera Tania Tocoronte, fundadora de Fénix, un Grupo de Mujeres Lesbianas y Bisexuales creado en esa provincia en 2008, confesó a SEMlac haber experimentado ese tipo de rechazo.

«Tuve que dejar trabajos que eran importantes para mí; en realidad mis compañeros/as de trabajo no me rechazaban, pero quienes estaban en espacios de decisión y podían aprobar que yo ocupara determinadas plazas en mi provincia sí me rechazaron», aseveró en una conversación que forma parte de un debate publicado en la página de Diversidad Sexual de esta agencia.

Cienfuegos comenzó a celebrar el Día Mundial contra la Homofobia en 2008, un año después de la primera vez que se realizó de manera pública en el país. A pesar de obstáculos iniciales, las celebraciones de cada mayo se han fortalecido poco a poco, incorporando a organismos e instituciones diversas.

En el mismo 2008 nació el citado Fénix y en diciembre de 2010 se constituyó un Grupo de Acción y Reflexión de hombres de diversas orientaciones sexuales, pero mayoritariamente gays y bisexuales. Más recientemente, en marzo del 2011, surgió el proyecto que reúne a las personas transgéneros, algunas de sus parejas y de sus familias.

Incluso los medios de difusión han colaborado, mostrando una postura sensible al tema, pero aún no es suficiente, aseguró Darcout.

Anonimato, la reacción más primaria

En medio de tal panorama, muchas de las personas LGBT, a menudo con baja autoestima y poca información, como comprobó Darcout en su estudio, apuestan al anonimato para protegerse de la discriminación.

Así lo comprobó SEMlac durante un recorrido nocturno por la cabecera provincial cienfueguera una noche del pasado julio.

Cinco muchachos muy jóvenes, vestidos a la moda y bien alegres, ingerían bebidas alcohólicas mientras intentaban atraer la atención de un grupo de turistas -hombres- que paseaba por el lugar, cercano al conocido Hotel Jagua de esa ciudad.

Tras varios minutos de indecisión, aceptaron a responder algunas preguntas con la condición de que no dirían nombres, ni se dejarían tomar fotografías.

«No vivo aquí en la ciudad y mis padres creen que estoy en casa de un amigo, pasando unos días de las vacaciones. Si se enteran que soy gay y ando con turistas me matan», aseveró uno de ellos a SEMlac y, tras mucha insistencia, confesó tener 16 años.

«¿Para que contar a la gente algo que no van a entender y por lo que te van a criticar?», preguntó otro, quien se confesó bisexual.

«Yo tengo novia en mi barrio que está lejos de esta zona, estudio y las cosas van bien. Vengo al malecón a disfrutar y ‘luchar un poco la vida’, pero nadie tiene que enterarse», agregó este último.

Las declaraciones coinciden con un patrón encontrado por Darcout. Según este psicólogo, en busca de «manejar la discriminación y el estigma», no pocos de los jóvenes homosexuales o bisexuales en la provincia «tienen ese tipo de prácticas fuera de sus municipios o barrios y mantienen en su comunidad conductas heterosexuales convencionales, explicó a SEMlac. De esta forma, además, se hace más difícil llevarles acciones de información y apoyo, pues si no se identifican no es fácil acercarse a ellos.

Según la Encuesta sobre indicadores de prevención de infección por el VIH/sida, del Centro de Estudios de Población y Desarrollo (CEPDE), de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), realizada en 2009, en Cienfuegos solo un 3,2 por ciento de los hombres encuestados reconoció haber tenido en alguna ocasión un encuentro sexual con otro hombre (la media nacional es 7,6).

Para Darcout, ese dato podría interpretarse como un indicador de homofobia, pues «uno no se reconoce con determinada condición cuando piensa que va a ser discriminado», aseveró.

En su investigación, además, este psicólogo detectó en su muestra que no pocas personas -sobre todo hombres- sostenían de manera habitual prácticas sexuales de riesgo, como el sexo transaccional (relaciones sexuales a cambio de algún bien material, dinero o privilegio), lo cual las pone en un aumentado riesgo frente a las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y, por su supuesto, frente al VIH/sida.

En esta provincia central la tasa de infección por la llamada «pandemia del siglo XX» se ha incrementado en los últimos cinco años.

De una media anual de ocho casos registrada hasta 2005, solo en 2010 se incorporaron 58 nuevos diagnósticos con predominio en los hombres que tienen sexo con hombres (HSH), que representan el 82,5 por ciento del total, según cifras del registro informatizado de vigilancia epidemiológica del Programa de ITS-VIH/sida, del Centro Provincial de Higiene y Epidemiología.

La información y acciones que eleven la autoestima y al auto reconocimiento de la población LGBT son, entonces, imprescindibles, coinciden entendidos como Tocoronte y Darcout.

La periodista y promotora de salud de esa provincia Marta Rosa Castillo, en la edición digital de la revista cultural Calle B, del municipio cienfueguero de Cumanayagua, por su parte, aboga por enfocar el tema de la diversidad sexual desde la cultura, para poder ayudar a la población a entenderla «mediante una mirada amplia y enfocando sus distintas aristas sociológicas y humanas».

Así, asegura, puede contrarrestarse «la vulnerabilidad que provoca la discriminación, la exclusión, la marginalización y el rechazo».

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